Si buscas una escapada de esas que dejan huella, la Isla de Tabarca es tu destino ideal. A solo 20 kilómetros de Alicante y accesible en menos de una hora en barco, esta pequeña isla se ha convertido en uno de los planes imprescindibles para los visitantes de la ciudad. Su belleza mediterránea, sus aguas cristalinas y su riqueza cultural hacen de Tabarca un verdadero tesoro de la Comunidad Valenciana.
Cómo llegar a la Isla de Tabarca desde Alicante
Llegar a Tabarca es fácil y parte del encanto de la experiencia. Desde el puerto de Alicante salen diariamente embarcaciones que, en aproximadamente 50 minutos, te trasladan a esta joya insular. También hay salidas desde otros puntos como Santa Pola o Benidorm, aunque Alicante es uno de los puntos más cómodos y populares.
Es recomendable comprar los billetes con antelación, especialmente en temporada alta y tener en cuenta los horarios de regreso para organizar bien la jornada y sacarle todo el partido a tu visita.
Qué hacer en la Isla de Tabarca
Tabarca es perfecta tanto para una excursión de un día como para una escapada de una noche. La isla, de apenas 1.800 metros de largo, se puede recorrer fácilmente a pie. Uno de sus mayores atractivos es su entorno natural protegido, declarado Reserva Marina en 1986, el primero en España. Sus aguas cristalinas y su espectacular fondo marino la convierten en un paraíso para los amantes del snorkel y el buceo.
Puedes disfrutar de un baño en la Playa Grande, situada junto al muelle, o explorar calas más tranquilas como la cala del Francés o la cala de la Guardia. Para los que prefieren pasear, el camino que bordea la isla ofrece vistas espectaculares del mar y zonas de rocas ideales para descansar al sol.
Un viaje al pasado entre murallas e historia
Tabarca no solo es naturaleza; también es historia viva. En el siglo XVIII, Carlos III ordenó fortificar la isla y repoblarla con pescadores genoveses procedentes de la isla tunecina de Tabarka. De ahí toma su nombre. Aún se conservan las murallas que rodean el casco urbano, declarado Conjunto Histórico Artístico, así como restos del antiguo hospital, el faro y la pequeña pero encantadora Iglesia de San Pedro y San Pablo.
El Museo Nueva Tabarca, ubicado en un edificio histórico restaurado, permite conocer más sobre el origen de la isla, su ecosistema marino y la vida de sus antiguos habitantes. Y por supuesto, no pueden faltar un paseo entre sus calles de casas blancas con contraventanas de colores, que dotan al pueblo de un aire marinero y encantador, que hace que te sientas en una bella postal marinera.
Gastronomía: no te vayas sin probar el caldero tabarquino
Otro de los grandes atractivos de Tabarca es su gastronomía local, con especial protagonismo del pescado y el marisco fresco. El plato estrella es el caldero tabarquino, un arroz caldoso cocinado con pescado de roca, servido primero con el caldo y luego con el pescado y alioli. Puedes degustarlo en muchos de los restaurantes familiares de la isla. Algunos de los más recomendados son Restaurante El Pescador, Casa Ramos o La Caleta.
También encontrarás menús variados con paella, fideuà y tapas típicas, ideales para reponer energías después de un baño o una caminata.
Recomendaciones para tu visita
Lleva calzado cómodo para recorrer la isla a pie, aunque no es muy grande hay mucho que ver. No olvides gafas y tubo de snorkel: el fondo marino es espectacular. Si vas en verano, reserva restaurante y barco con antelación, si no lo haces puede que te quedes sin plaza. No dejes basura y respeta las zonas protegidas, cuidar el entorno es crucial para poder disfrutarlo.
Una escapada inolvidable en el Mediterráneo
La Isla de Tabarca es una de esas joyas que sorprenden por su autenticidad. Su apasionante historia, sus paisajes y su maravillosa gente harán que te sientas uno más. Tanto si buscas un plan en familia, una jornada romántica o una aventura marina, Tabarca te espera con los brazos abiertos y el mar en calma.